TRANSPARENCIA DE LA INFORMACIÓN FINANCIERA

La Transparencia de la Información Financiera tiene el propósito de facilitar la contratación responsable de un producto o un servicio financiero de la forma más conveniente.

La relación entre la empresa financiera y el consumidor no es simétrica y por esta razón las autoridades se han visto en la necesidad de aprobar un conjunto de normas que garanticen el adecuado nivel de protección de los usuarios de productos y servicios bancarios y financieros en sus relaciones con las entidades de crédito y financieras. Así, podemos citar:

  • Orden EHA/2899/2011, de 28 de octubre, del Ministerio de Economía, de transparencia y protección del cliente de servicios bancarios.
  • Circular 5/2012, de 27 de junio, del Banco de España, a entidades de crédito y proveedores de servicios de pago, sobre transparencia de los servicios bancarios y responsabilidad en la concesión de préstamos.
  • La normativa MIFID vigente en España desde noviembre del 2007. El MIFID supuso un avance muy importante en cuanto a transparencia y un cambio estratégico en todo aquello que se refiere al conocimiento de sus clientes actuales y potenciales. Supuso la necesidad de segmentar los clientes en función de su vocación inversora y de su perfil de riesgo.

A pesar de este marco regulatorio, lo cierto es que debido a la complejidad de los productos financieros y bancarios se producen frecuentes quejas y reclamaciones de los usuarios. Para tratar de resolver estas quejas y disputas se pusieron en marcha las Oficinas de Atención al Cliente de los bancos y las entidades financieras y el Servicio de Reclamaciones del Banco de España.

Un buen ejemplo representativo de la relación asimétrica entre la empresa financiera y el cliente es la comercialización de los Fondos de Inversión de Renta Fija.

Hoy en día cualquier cliente con ahorros sabe que los bancos pagan por los depósitos a plazo un interés mínimo y que los gestores les sugieren canalizarlos hacia Fondos de Inversión de Renta Fija.

Los clientes más conservadores, acostumbrados a los depósitos a plazo fijo, recelan de los fondos de inversión, o por miedo a probar un producto desconocido o por una mala experiencia anterior.

Los bancos, conscientes de ello, aplican técnicas de marketing y presionan al gestor para que convenza al cliente conservador de que la mejor opción para sus ahorros es la de «invertir» en un fondo de inversión de renta fija. Para que el cliente ahorrador pierda el miedo escénico al riesgo implícito de estos fondos, los bancos utilizan nombres tan sugerentes como:

  • _Fondepósito
  • _Capital Plus
  • _Conservador
  • _Moderado
  • _Rendimiento efectivo

Cualquier cosa para cubrir la emisión del fondo y alcanzar los objetivos comerciales, aun cuando ambos se logren con triquiñuelas que doblegan la voluntad del cliente ahorrador y le llevan a contratar un producto, que ante las oscilaciones normales de su valor liquidativo, acabará cancelando anticipadamente y sufriendo pérdidas de capital.

Para estas situaciones de contrariedad el banco siempre tiene una explicación. El gestor dirá al cliente que la pérdida es por la situación de los mercados: Grecia, el euro, la deuda, la volatilidad, el alfa o la beta,… En fin, «bálsamo de fierabrás» para tapar la asimetría, pero que resulta eficaz y pone en valor a favor del banco aquella frase dicha por Andrés Segovia en una entrevista de televisión: “la ignorancia popular es tan alta que tiene la cabeza en las estrellas… ”.

CASO REAL

Un cliente desea realizar un depósito a plazo de 50.000,00€. Su gestor de confianza en la sucursal le informa que solo pagan un 0,50%, porque la entidad tiene excedente de liquidez y las últimas subastas de letras del Tesoro cotizan a interés negativo. Como alternativa, le aconseja que contrate un Fondo de inversión de Renta Fija a Corto Plazo. El cliente insiste: ”se trata de un ahorro destinado a cubrir posibles necesidades de asistencia de un anciano y no quiere riesgos”. El gestor le comenta: ”es un fondo moderado con una volatilidad muy baja» y que obtendrá una rentabilidad entre el 1% y el 2%. Dos meses más tarde el cliente comprueba que las participaciones disminuyen cada día de valor, lo que ya le supone perder casi un 8%, y ordena su venta inmediata.

transparencia de la información financiera

Como puede verse en este caso real, las rentabilidades negativas por la disminución del valor de las participaciones se convierten en pérdidas reales porque aquéllas se venden por miedo a que éstas vayan a más y porque el cliente no soporta la incertidumbre que le cuelga sobre su cabeza como «Espada de Damocles» de llegar a perder buena parte del importe invertido.

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A la banca en general no le preocupará la estadística porque las rentabilidades negativas no deterioran el balance, ni la cotización de la acciones ni condiciona su política de dividendos.

Además, sus balances no se resienten por la pérdida de valor de las participaciones al contabilizarse fuera de éste los fondos de inversión. En cambio sí engorda su Cuenta de Resultados con el abono de las comisiones de colocación y las de depósito. Y, ¡oh casualidad!, ambas no dependen de la disminución de valor de las participaciones.

Me pregunto: Esos gestores y esos administradores puestos a dedo por el banco, ¿qué intereses defienden, los de quienes les contrataron o nombraron, o los de la gestora del fondo, que deberían ser los de los partícipes? Desde el punto de vista contable no encajan estas prácticas con la «integridad de la información contable» y es que: “La mujer del César no solo debe ser honrada, sino además parecerlo.”

Dentro del objeto social de un banco comercial, recogido en su escritura de constitución, sus estatutos y su ficha bancaria, se encuentra la comercialización de depósitos a plazo. El equilibrio entre captación de depósitos y la concesión de préstamos es el arte del negocio de la banca comercial, o como dicen sus CEOS el fundamento de la industria bancaria.

Esta es la banca que hacen cada día las más de cuatrocientas cajas alemanas (sparkassen), que representan la tercera parte del sistema financiero, y cuya misión es capital para el crecimiento de la economía de ese país, contribuyendo a la captación del ahorro para la financiación de sus pymes y particulares. Así ocurría aquí también con las Cajas y la banca mediana hasta su desaparición por la corrupción de unos, la codicia desmedida de otros y la ineptitud de todos ellos.

Desde el aspecto macroeconómico, está por ver las consecuencias de esta desincentivación por la banca del ahorro tradicional en depósitos a plazo en un país con la deuda pública desbocada, en manos de acreedores extranjeros y con muy escasa autonomía financiera.

COMENTARIO FINAL

En cuanto a transparencia de la información financiera, ni la Orden del Mº de Economía, ni la Circular del BdE, ni la normativa MIFID, ni los complejos sistemas de supervisión y regulación sirven para nada si ese en quien usted piensa no tiene la voluntad de cumplirlas.

Apestan esos ejecutivos sin principios éticos que amparándose en las atribuciones de su cargo presionan a los gestores de las oficinas para que coloquen productos no adecuados al perfil de riesgo de los usuarios con la única intención de satisfacer su ego personal, o trepar a un puesto de rango superior, o peor aún, enriquecerse con “bonus” escandalosos.

Eulogio Alonso
Diplomado Estudios Empresariales
Especialidad de Contabilidad e Información
Ex Director Oficina Bancaria

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